lunes, 5 de septiembre de 2011

CITA A CIEGAS

En época del rey Acab y de su esposa Jezabel, el profeta Elías es enviado por Dios para que anuncie la sequía que vendrá al pueblo de Israel.


Como consecuencia Dios ordena al profeta que se desplace al arroyo de Querit y un tiempo después cuando éste se seca, el Señor envía a Elías a la tierra de Sarepta.
Suceden aquí una serie de hechos muy interesantes que para los seres humanos resultan contradictorios:


Elías es enviado a la tierra de aquella que procurará asesinarle, a que se encuentre con una mujer viuda perteneciente a lo más bajo de la escala social, por su calidad de viuda, a que le pida a ella, idólatra, una parte de su última comida y le ofrece un milagro del Dios de Israel al cual ella no sigue.

El interesante encuentro que Dios propone con la compañera menos ideal, en el lugar menos ideal, con la situación menos ideal desencadena en una impresionante demostración de Dios derramando abundancia sin límite de alimento desde un puñado de harina y desde una botella de aceite.


Cuantas veces como el profeta, deberíamos salir a la voz de Dios en obediencia, seguros que la cita futura que Él nos propone, así no la entendamos, será de bendición no solo para nuestra vida, sino que seguramente seremos de bendición para aquellos a quienes somos enviados a testificar del Dios grande y poderoso que tenemos.


Querido amigo, le invitamos a que comparta con nosotros el primer libro de Reyes, en el capítulo 17 donde encontrará este maravilloso relato que muy seguramente le ayudará en su relación con nuestro Creador.

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