jueves, 14 de abril de 2011

LA PIRATERIA SI ES PECADO

Esta discusión es tan vieja como que fue primero, el huevo o la gallina.

Conozco cientos de persona que de manera airada y con argumentos, obviamente desde su conveniencia, defienden el hecho de comprar libros, discos, o cualquier copia barata beneficiándose únicamente ellos y por supuesto, al estafador que copia y revende sin ningún tipo de control.

Poniendo un ejemplo simple, digamos que usted estudió 10 años de básica o primaria, 3 años de bachillerato, 5 años en la universidad, 2 años de especialización y que por fin, al cabo de 20 anos de estudios, de esfuerzos económicos, suyos y familiares logró graduarse como profesional.

Ahora, alguien toma su diploma, y suplanta su identidad y con el producto del esfuerzo de tantos años se adueña de los ingresos que a usted le corresponden.

¿Cómo le llamaríamos? Hummm... robo es la palabra.

Dice la Palabra de Dios en el libro de los Proverbios, en el capitulo 9, versículos 17 y 18: “Dulces son las aguas robadas y el pan escondido es sabroso, no sabe el hombre que allí moran las sombras, sus invitados van a los valles del seol”

Cuando usted compra un libro, disco o cualquier articulo pirateado esta siendo cómplice de robo, esta comprando un articulo el cual el dueño original no permitió su impresión, no percibe ningún tipo de utilidad y los únicos beneficiados son los que en secreto y por fuera de la ley roban a quien pago y se esforzó por conseguir su objetivo.

Que decir ahora cuando estos productos son materiales cristianos y abundan en iglesias y grupos de oración, donde alaban al Señor con un productos que no pagaron impuestos, no fueron autorizados por su creador y han sido vilmente robados por un copiador, un vendedor callejero y con mucho dolor decirlo, con el ultimo del  eslabón, el comprador fraudulento.

Queridos amigos, es hora de nosotros como pueblo de Dios, decir no a la piratería.

Algunos dirán: pero es que no tenemos dinero y los originales son muy costosos. Pues sencillamente no los compre y con fe y honestidad espere a que nuestro Padre le conceda para ello.

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