jueves, 13 de enero de 2011

LIDERES AL SERVICIO DE DIOS

Hace poco en una capitación mencionaba un maestro las cualidades innatas de un líder.

Basados en el libro de Maxwell definíamos cada una de esas cualidades: Carácter, carisma, compromiso, comunicación, capacidad ,valentía, discernimiento, concentración, generosidad, iniciativa, capacidad para escuchar, pasión, actitud positiva, solucionador de problemas, relaciones personales, responsabilidad, seguridad, auto disciplina, servicio, constante aprendizaje y visión.
Cada una de ellas de suprema importancia para la formación de un hombre o mujer útil a la sociedad.

Sumergiendonos en cada una de ellas vemos cuan grande es la responsabilidad puesta en nuestras manos cuando hombres y mujeres son llamados al servicio de Dios.

Es cierto que el llamado como, los dones son irrevocables pero es nuestro deber capacitarnos y ejercitar aquellas cualidades que, poseemos  o no, o hemos olvidado practicar.

Imaginemos un líder por ejemplo que no solucione problemas, o que no sepa escuchar o que el trabajo encomendado se haga sin pasión ni capacitación; seria terrible no solo para quienes confían en aquel puesto por Dios en la obra sino para aquellos que buscan un día con ansias servir al Reino.

La obra de Dios no se puede dar el lujo de tener lideres que no saben a donde van. Una sola persona puede echar abajo un proyecto de Dios.

Ser líder al servicio del Cuerpo de Cristo es asumir un compromiso de santidad y de buscar en cada lugar de nuestras acciones el rostro del Señor.

Querido amigo, tal vez usted halla estado pensando en involucrarse en algún ministerio en su iglesia, pero el temor o las dudas no le han dejado avanzar.

Esta es la hora, ya es el momento, nadie puede empezar a asumir un compromiso si no se hace presente; y como Isasias es hora de decir: Heme aquí, envíame a mi.

Usted si esta capacitado y Dios lo sabe pues el le conoce desde antes de la fundación del mundo.

Ponga sus cualidades al servicio de los demás pues con ello estará usted haciendo el trabajo que nos fue encomendado.

Dios no necesita ayuda, pero el escogió tal vez sus manos para realizar la obra, lo cual debe ser, como en verdad lo es, el mayor y mas grande privilegio.