martes, 5 de abril de 2011

LO HICE SIN QUERER QUERIENDO

Cuando escuchamos esta frase, a todos, o por lo menos a la gran mayoría, se nos viene el famoso personaje del mexicano Roberto Gómez Bolaños cuando decía: "Lo hice sin querer queriendo", en su personaje, el mundialmente conocido Chavo del 8.
Fabulosa disculpa para quienes en un momento de nuestra vida fuimos sorprendidos en alguna travesura y con cara de inocencia, recurríamos a tan acertada frase como intentando disculparnos por el hecho de cometer alguna falta.
Lamentablemente la vida real es otra, el pecado no es una sorpresa que nos espera detrás de la puerta para tendernos una zancadilla y en tal tropiezo; caer en el, como se disculpan cientos de hombres y mujeres al servicio de Dios que al igual que el famosos Chavo con su automática respuesta recurren a la de: "es que caí en pecado"
Mi queridos amigos, nadie cae en pecado, cuando estamos inmersos en su mundo es la lógica consecuencia de haber empezado un camino, al cual nos fue imposible renunciar; sea porque nos omnubiló, sea porque creímos que estábamos tan fuertes en la fe que a nosotros no nos llegaría o simplemente porque subestimamos el poder de destrucción que ocasiona.
Sobran el la Biblia ejemplos altamente ilustrativos: Sansón y su infantil juego con la unción, Acan deslumbrado por los tesoros prohibidos, Giezi, siervo de Eliseo aprovechando una muy oportuna ocasión... En fin todos con las ya conocidas consecuencias.
El pecado cuando toma raíz en el cuerpo de Cristo viene como su amo a matar, hurtar y destruir.
Recapacitemos en nuestras acciones y seamos honestos con nuestro Salvador, recordemos que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarlos y limpiarnos de toda maldad.



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